Durante nuestras vacaciones en Japón el agosto pasado los ramen se convirtieron en el elemento básico de nuestra dieta. No había día que no tomásemos esta sopa, para comer, para cenar, y algún día incluso dos veces. Esta contundente sopa de noodles te daba la vida después de horas de caminatas, de museos, de visitar templos y hasta de sufrir un tifón como fue nuestro caso.
Desde entonces, teníamos mono de volver a comer este plato y volver a transportarnos a Japón. Y eso nos pasó cuando visitamos Ramen Kagura.
Se encuentran en pleno centro de Madrid, en un coqueto local con decoración japonesa y muy acogedor. La carta (de idéntico estilo a las que te encontrabas en Japón), es pequeña, y destaca sobre todo el ramen, que se puede pedir en diferentes variantes (con o sin caldo, con salsa de soja o miso y con diferentes extras). Además, tienen diferentes acompañamientos como gyozas, pollo frito o arroz.
Tienen precios muy asequibles, y entre semana hay un menú del día. No se puede reservar, y si vas en fin de semana es probable que tengas que esperar un poco, pero merece la pena.
Ramen Kagura
Calle de las Fuentes, 1
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